sábado, 26 de enero de 2008

Inexplicable

Ese señor no quería que me riera.

No sólo no quería reírse, no quería que me riera.

El auto no era suyo, era de alguien más, pero él no quería que yo me riera.

Me dijo que si me reía denuevo agarraba un caño y me lo daba por la cabeza.

Ese señor era petiso, gordo, sin cuello, con cara de batracio y peinado de fracasado.

Y no quería que me riera.

Ahora que estoy drogado mi vida es mucho mejor.

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