martes, 1 de enero de 2008

Las Eras se destruyen y desaparecen

Toda una era pende suspendida, muerta y superada,
y las pequeñas brisas de este extraño verano la mecen alegremente.
Sus ruidos son como de unas campanas rojas, lejanas e infantiles.
Su rostro es extraño. A veces parece muy viejo, como de piedra.
Pero tiene unos ojos raros. Yo nunca me había dedicado a verlos.
Hasta que un día lo hice, y fue muy extraño,
porque algunas personas, algunas nada más, hacen cosas que no están tan buenas,
pero tienen la seguridad de que están haciendo lo que deben hacer.
Yo quería decirle que le agradecía existir, pero no sé si me salió en realidad.
Hay cosas que no hacen falta decir igual.

Es esta era que se va la que pende de mi.
Yo la saludo con cortesía y respeto,
y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
A veces me miro al espejo, y sonrío. Es agradable ver cuando sonrío.
La gente cuando sonríe es fabulosa. Aunque también me gusta la severa seriedad.
Todo es un río, un río de sangre.

De pronto mis manos se volvieron pequeñitas, y sus dedos son tan largos como un puente. Mis dedos son extraño, y el pequeño se vuelve independiente.

Se va una era, que pende muerta e inerte de mi. Se que pronto, va a soplar un refrescante viento, que se la va a llevar. Yo sé que va a pasar. Pero entonces vendrá lo más extraño: una nueva era comenzará. Las nuevas eras son raras. Creo que esta va a tener al heladero pro también, que hace gustos como limón tropical y arroz con leche.

Recién tenía ventilador y se estaba bien. Ahora lo sacaron y comienzo a morirme. Creo que mejor me voy a ir al techo de mi casa a colgarme un rato. A veces uno tiene ganas de cosas. De decir algo, por ahí. O quizás de hacer. De hacer y decir al mismo tiempo. De decir haciendo creo que es. Pero el mundo a veces tiene ganas de cosas contrarias. Y es el mundo el único que tiene realmente derecho a querer.

Quiero estar arriba de un caballo, a mucha velocidad. Quiero estar arriba de un caballo, y olvidarme que todo existe, y entones estar en la nada. Quiero estar arriba de un caballo, y en ese momento estar rozando la Eternidad.

Tengo sueñito, y tengo calor. Estoy contento porque pronto voy a viajar. Por ahí me olvido mi vieja era en ese puente largo que hay que cruzar a mitad de camino. Mi irrealidad.

No hay comentarios:

¡PUTOS TODOS LOS ENEMIGOS DEL PINTOÍSMO!