lunes, 21 de junio de 2010

Carnófago, de vino, vuelve a postear realmente

Me rompés la cabeza.

Si, vos, me rompés la cabeza. Con tus caderas, con tu alegría, con tu jovialidad, con tu sonrisa, con tu aliento a licor de menta, con tu ingenuidad, con tu inocencia, con tus ganas de vivir la vida, con tu belleza, con tu fragilidad hecha coraza, con tu sensualidad, con tu rostro polaco, con tu cuerpo menudo, con tus malditas caderas.

Me rompés la cabeza. Y si, y me re cabe. Pero bueno. Me encanta igual. Cuando una mujer te rompe la cabeza, uno en el fondo, aunque ella ni registre tu existencia, lo disfruta. ¿Maosquismo? ¡No! Existencia.

Me cabe tu existencia. Me cabe tu indiferencia. Me cabe tu distancia. Me cabe tu belleza. Me cabe tus ganas de abordar el mundo. Me cabe. Me cabe. Me cabe.

Y bue. Pibe. Es así. Te cabe.

Bueno, no tanto. Ahora porque estoy de vino. Porque si no lo controlo. ¡Ja! Lo controlo. Bueno. En realidad es una forma de decir.

Tus caderas. Tu alegría. Tu jovialidad. Tu sonrisa.

Vos. Vos. Vos.

Vos.

Eternamente Vos.

Puta.

Bueno, no, mejor puta no. Pero igual si vos.

Puta.

Puta no.

Sólo vos.

Porque vos, vos sos genial. Vos sos hermosa. Vos sos genial, y vos le das sentido al universo. Vos. Vos. Vos.

Sólo quiero que me quieras.

Nota: Esto no lo tengo que censurar mañana a la mañana. Porque me gusta ahora y para siempre. Además no doy nombres. Claro, porque soy un cobarde. Pero bueno. Ustedes sabrán comprender. A veces te re cabe. Y bue. Sean compansivos. O no. Me da lo mismo.

Pero vos. Vos. La puta madre. La puta madre. Sos hermosa. Si, eso, simplemente, vos, sos hermosa.

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