domingo, 16 de mayo de 2010

Las mujeres le ponen magia a la vida

Yo no soy un tipo que tenga levante, tengo muy claro cual es mi perfil y no es el de un ganador de minitas. No tengo sex appeal, no soy sexy, no soy elegante, no soy apuesto ni distinguido. No soy atento, no entiendo a las mujeres, no sirvo para resolver situaciones, no me la banco, no soy fuerte, no soy centrado, no soy tampoco demasiado radical o extremo, no soy músico y definitivamente no soy una estrella. Soy cualquiera. Me gusta ser cualquiera. Pero ser cualquiera no es lo que más funciona con las minitas. Eso no es lo que a las minitas les atrae. Yo he tratado mucho con minitas a lo largo de mi vida y puedo darme una idea de qué es, a rasgos generales lo que las pibas encuentran atrayente. Seguro van a haber muchas minitas que me dirían que no es así, pero yo sé al menos que yo no soy el target de las minitas porque he sido yo mismo toda la vida y las minitas no me acosan, no me dan bola y no están interesadas en mí (con un puñado de excepciones).

Y sin embargo, teniendo más o menos claro qué es lo que le atrae a las minitas, no me molesto ni un mínimo por cambiar esa situación. No me muestro atento, no me preocupo por ser elegante, no me fijo cómo tengo el pelo, tengo caspa y me cuelgo de hacerme cargo. No me corto las uñas. Tengo los dientes amarillos y no me los hago limpiar porque me cuelgo. Los dientes blancos son una re clave, resultan muy atractivos. No voy al gimnasio, no me pongo desodorante. Bueno las uñas sí me las corto de vez en cuando. Y lo de la caspa y los dientes, creo que tendría que hacer algo al respecto. Pero de ahí a shapear mi vida de tal forma que pueda ganar minitas, no gracias man. No es mi viaje. Ni siquiera tengo interés en cambiar de actitud, al parecer para las minitas es importante la actitud.

En fin, las mujeres que me gustan me gustan porque son personas. Personas cada una con su arcano personal, con su mundo personal. Con su mundo de visiones, de ideas de sensaciones, de concepciones, de sensibilidades. Con su forma de pensar, con sus durezas y sus lados blandos. Con sus enrosques y sus cuelgues y su voluntad.
En fin una persona entera, un misterio profundo y fascinante. Pero supongo que no he tenido la suerte de cruzarme con una minita que me interese y que esté interesada en mí de esa misma forma. Y no yo para irla de galán no estoy la verdad.

A las minitas les parecerá fascinante el personaje del galán pero a mí me resulta un poco patético. Bueno es mi visión personal. Hay que admitir que a su manera es admirable. Pero eso de vivir para las minitas, estar permanentemente proyectando una imagen, eso a mí me resulta como muy superficial. Pero bueno habrá a quien le salga espontáneamente, supongo, sin que eso se oponga a su naturaleza personal.

Bueno pienso que a nadie le molestaría resultar atractivo a las mujeres. Y está muy bien para el que nació con esos dones, pero no son mis dones, mis dones son otros.

Sin embargo soy un humano y mi cuerpo y mi mente necesitan la compañía femenina como ha determinado la creación que sea. Es un poco angustioso. Sin embargo sospecho que al fin y al cabo estar con minitas y no estar con minitas se parece. Excepto cuando se entabla un vínculo profundo pero eso es algo que pasa pocas veces, y es la clase de cosas que no dejan de pasar porque uno no sea un tipo irresistible, y sospecho que tampoco pasan más a menudo si uno lo es.

Bueno siempre están las hormonas que interfieren inconvenientemente. Uno muchas veces se pierde de establecer buenos vínculos con mujeres cuando se le descalibra el cerebro por influencia de las mismas. Supongo que si uno resultara más atractivo a las mujeres eso daría menos problemas. También es muy posible que no.

Por fortuna, como decía ántes, la vida es mucho más que las mujeres y si te gustan y si no te gustan y si te dan bola y si no te dan bola.

Pero que bonitas son y que mágico que es todo a su alrededor, llegando a transformar la vida de uno en poesía solo con aparecerse por aquí y por allá de vez en cuando.

Como Abril. Pensar en Abril, y Abril es una minita con la que probablemente no voy a estar, y capás incluso más por ese motivo, pensar en ella me hace sentir bien, me hace querer, me hace querer que sí, es voluntad y es amor puro, el amor puro del sí, de la voluntad del sí. Lo que a menudo suelen llamar el bien, aunque el significado de esa palabra sea tan difuso. Pero el bien se expresa en el amor, el amor por una mujer dulce y delicada como es Abril mi profesora de fondos.

1 comentario:

Brae dijo...

clap clap clap

lo bello de ser personas es que el juego laberintico de las esencias cifran estrategias de juegos extraños entre los cuerpos y placeres ocultos para el ojo simple

¡PUTOS TODOS LOS ENEMIGOS DEL PINTOÍSMO!