"La adhesión a una organización tradicional regular, como hemos dicho, es no solamente una condición necesaria de la iniciación, sino que es, incluso, lo que constituye la iniciación en el sentido más estricto, tal como lo define la etimología del nombre que la designa, y es ello lo que está en todas partes representado como un “segundo nacimiento”, o una “regeneración”; “segundo nacimiento” porque abre al ser a un mundo distinto a aquel en el cual se ejerce la actividad de su modalidad corporal, mundo que constituirá para él el campo de desarrollo de posibilidades de un orden superior; “regeneración”, pues restablece así a este ser en las prerrogativas que eran naturales y normales en las primeras edades de la humanidad, cuando ésta no estaba todavía alejada de la espiritualidad original para hundirse cada vez más en la materialidad, como debía hacerlo en el curso de las épocas posteriores, y porque debe conducirle principalmente, como primera etapa esencial de su realización, a la restauración del “estado primordial”, que es la plenitud y la perfección de la individualidad humana, residiendo en el punto central único e invariable de donde el ser podrá a continuación elevarse a los estados superiores."
René Guénon
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