Que divertido estar de pronto sumido en el devenir, en el infierno de otras personas, que probablemente me generaron, y que no me importe ni un poquito. Sería realmente el colmo el tener que arrastrar los cadaveres de los demás. Aunque naturalmente eso no quiere decir que no le voy a sonreir a él el día que muera.
De todas formas, es curioso esto de descender a infiernos ajenos. No son míos. Pero están ahí. Son raros. ¿Fueron importantes? Probablemente. De todas formas, me molestan a los oídos las oscuras voces de domingo. Es una música que ya no quiero escuchar.
Shinji, Shinji, Shinji. Shinji tiene una madre agradable, que es su eje de lo increado. Shinji tiene una madre. Una madre tiene Shinji. Shinji se devora el mundo desde el cuerpo de su madre.
Símbolo. Todo de pronto es símbolo, excepto mi yo. Todo es símbolo, y todo se vuelve divertido si es símbolo. Aunque no exactamente divertido. Más bien con gracia y sentido. Que los demás no se devoren sus cadaveres hace que el mundo tenga mal olor. Es natural que pronto todo deba ser destruido.
Cadaveres, cadaveres, arrastradores de cadaveres. Eso son usteded.
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