En la más reciente jornada democrática, sublime por cierto, ocurrida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, recibí un rayo de inspiración estando en el cuarto oscuro -cuenta la leyenda-. De allí salieron unos ya inmortales versos, sobre los cuales propongo que todos los utilicen en cada voto que den. Lo escriben (o lo imprimen si prefieren) y lo ponenen en el sobre. Personalmente lo haré eternamente.
La democracia
me da gracia.
Para hacer a la gente votar,
buenos cuentos se han de inventar.
Promesas, promesas, promesas.
Mentiras, mentiras, mentiras:
que crecerá la mayonesa
o bajarán las mandarinas.
domingo, 1 de julio de 2007
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¡PUTOS TODOS LOS ENEMIGOS DEL PINTOÍSMO!
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