miércoles, 11 de enero de 2012

kabúm

El problema del mundo es una cuestión de balance y distribución. Porque recursos suficientes, en el mundo, hay.

Es un tema con una raíz metafísica demasiado profunda como para ser modificado realmente por tal o cual presidente.
Por eso me resultan TAN irrelevantes la democracia o el comunismo.
Es una pérdida de tiempo, un mal gasto de energía.
El presidente de turno JAMÁS VA A SER CAPAZ de hacer el cambio que realmente importa.
Lo que hace falta es una revolución absoluta.
Del espíritu del Hombre.
El paradigma actual debe estallar.
Hay que ir a los cimientos de la construcción del mundo, del pensamiento mismo, y dinamitarlos.
Carajo.

2 comentarios:

Sabúl dijo...

¿es realmente necesaria toda la parafernalia estatal?
Los gobiernos no dejan de apestar sistemáticamente.

Sabúl dijo...

(capaz)

¡PUTOS TODOS LOS ENEMIGOS DEL PINTOÍSMO!