Recuerdos de la guerra

Solo busco que me mates. Carnófago NO está loco. Sólo busco que me mates. Carnófago NO está loco. Sólo busco que me causes la Muerte. De la misma forma que mi Madre me dió la vida, busco que vos me des la Muerte. Solo busco la muerte. Sólo deseo alcanzar la Muerte a través de tu espíritu. La Muerte. LOcura. La locura es el sentido de todo esto. Ese es el sentido que yo descubrí. La Locura.

La Locura Blanca como medio de escape. La Locura Blanca como medio de realización del Ideal del Yo Asboluto, Selbest. La Locura Blanca como medio de batalla para atravesar los campos del espacio-tiempo.

Mis ojos podrían explotar, y luego, una vez en el mundo totalmente consumido, la canción de la desesperación y el Amor sonarían amargamente en la pesadez de la existencia. Una Sonrisa, una Sonrisa, una Sonrisa. Una maldita sonrisa. La Luna. La Luna como medio para atravesar la existencia, luego de haber encontrado la piedra de la corona de Luzbell. La Luna como última caricia de este soplo de vida que engloban mis limites llamados yos...

Por otro lado, desde el lado en donde no todo es Mundo, sino donde todo es yo. Aquel lado que laterlamente genera la concepción del mundo llamada Individuo Absoluto, aquel, aquel descubre que todo es hermoso. QUe todo es genial, porqqe nada de lo que existe está exento de nuestro concentimiento. Es decir, que nosotros creamos absolutamente toda nuestra realidad. Nosotros la elejimos, nosotros la generamos y la gestamos. Somos nosotros y nadie más quien determina que nos pasa o que no nos pasa. Yo soy yo, y soy Eterno. Estoy aca, allá y en cada molécula del universo. Mi yo en este momento atraviesa todas las direcciones, incluso las que rodean tus labios, y tu muerte. Es en este momento, es este momento, justo este, en el que la Eternidad duerme en secreto, entre el recuerdo de mi muerte, y la visión de mi nacimiento. 1-2-3-4-10-0-1

Mi Padre me encierra en sus propias limitacione, y mi Madre me expulsa de su Yo con toda su energía. Pero ni mi Padre tiene limitaciones infinitas, ni mi Madre tiene energías Eternas. Y es justamente ahí, en ese espació ausente, en donde yo juego mi pequeña parte. Es allí, donde se da aquel beso divino, aquel que transmite aquel licor sagrado que otorga la vida eterna a quien lo bebe. SOy justamente yo, Justamente mi YO, aquel que aporta la Divinidad, osea, la totalización. Ese soy yo. Ese soy YO.

Y sin embargo, todo lo que existe... todo lo que existe ha sido creado por mi. Por mis propias manos, o mis propios pensamientos. Es un sentimiento maravilloso. Quieres ser uno conmigo. Es un sentimiento maravilloso. Solo pidelo. Naturalmente. Naturalmente. Eternamente. La Sangre, la Sangre habla. La Sangre nos ahoga, excepto en aquel rincón sagrado en donde se desarrolla nuestra existencia. Nuestra existencia con su propia historia.

El espíritu trata de despertar a través de mis manos, o através de mis ojos. Ego. Ego. Yo. Yo. Yo. Yo. Yo. Yo. Yo. YO. YO. YO. YO. YO. YO. Muerte. El yo hace que haya muertes. Sin Yo no existen las muertes. Sin Yo no existe nada. El Yo es la realidad natural de la existencia, del universo, y de todo cuanto pueda llegar a imaginar cualquier hombre elevado.

Y mi visión, mi visión es la mía misma. Mi visión es la que se devora todo cuanto existe, y son mis alas las que me lanzan hacia más allá de aquellos límites agradables y dorados. Es mi yo el que avanza, avanza y avanza sin cesar. Tengo Hermanos, y cada uno debería matarme. Cada uno debería devorar mi cerebro. Cada uno debería arrancar mis músculos. Cada uno debería lograr ver en mi un agujero en el espacio-tiempo, a través del cual se devora infinitamente. ¡La infinidad es la que busca encarcelar a lo increado! La Eternidad, busca devorarse a si misma, diciendo que lo Increado es parte de ella, porque ella es Eterna y contiene a todo lo que existe. ¿Y lo increado? ¿Y mi eje? El eje increado de mi mismo. Aquel mismo eje que todo daña, porque el pensar, el exstir, no es más que dolor y sufrimiento. De hecho, la felicidad es unicamente ausencia de dolor. La felicidad es sentir que uno es el mundo, y lo normal es tener la certeza de nuestra individualidad. La tristeza infinita es propiedad de los hombres absolutos.